Dolor de cadera: ¿Qué puede ser? La función principal de la pelvis es mantenernos erguidos soportando el peso del cuerpo.
Pero también tiene la función de hacernos caminar, correr, saltar y mucho más. Por tanto, el dolor localizado en esta zona puede tener consecuencias muy debilitantes para las personas que lo padecen.
Las causas más comunes del dolor de cadera son la artrosis y los traumatismos en los huesos o tejidos circundantes (músculos, ligamentos, etc.).
Sin embargo, puede estar relacionado con otras condiciones de salud, como la artritis reumatoide y patologías inflamatorias como:
Bursitis: inflamación de una almohadilla líquida entre articulaciones.
Síndrome Piriforme: disfunción del músculo piriforme que se inserta en la cadera. En este caso, puede dar síntomas muy parecidos a la ciática.
Cruralgia: dolor en un muslo, generalmente debido a la afección de un nervio (compresión, desmielinización, virus, etc.), pero también puede deberse a disfunciones musculares (traumáticas y articulares).
Pubalgia: dolor presente en el área púbica/ingle, entre otras patologías.
VISITE A SU DOCTOR EN QUIROPRÁCTICA SI SIENTE DOLOR O SI SOSPECHA QUE TIENE UNA LESIÓN
La Quiropráctica tiene un efecto muy significativo en el tratamiento del dolor de cadera, aunque hay que tener presente que la rapidez de los resultados dependerá de la causa del dolor y del daño ya producido.
Un doctor en Quiropráctica buscará el origen del problema en lugar de tratar solo los síntomas.
De este modo, tras un diagnóstico profundo se determinará el curso de acción más apropiado.
La clave del tratamiento es mover suavemente la articulación de la cadera a través de ajustes quiroprácticos rápidos y precisos, para corregir las subluxaciones presentes.
Asimismo, con los ajustes quiroprácticos se pretende estirar los tejidos blandos y esparcir el líquido sinovial (el lubricante natural de la articulación de la cadera) sobre toda la superficie de la articulación.
En el Centre Chiropràctic de la Columna Vertebral, un equipo de especialistas calificados evaluará sus dolencias, proponiéndole un tratamiento quiropráctico personalizado, el cual incluye ajustes y consejos para ir mejorando en su día a día. Se determinará la fuente de su dolor y un tratamiento eficaz capaz de controlar el dolor así como prevenir la degeneración.
El tratamiento quiropráctico, natural e indoloro, no implica el uso de fármacos, por lo que no hay lugar a problemas por posibles efectos secundarios.